Existen más de 60 mil especies de orquídeas alrededor del mundo. Pero muy pocas tienen esa flor de pureza infinita en sus pétalos blancos que nos trasladan a un momento de calma y paz. Como si cuando la observaras, el planeta entero dejara de girar y el tiempo se detuviera unos instantes. Nuestra orquídea blanca Bianca, como todas nuestras orquídeas ussusis, tiene una historia muy particular que ahora te vamos a contar.
Así empieza la historia de una orquídea llamada Bianca
A inicios del mes de julio, cuando la madre invierno empezaba a recorrer las tierras del Sur de América, surgió, cerca de un árbol plantado en las alturas de una montaña, un brote particular. El árbol, siempre dispuesto a acatar los mandatos de la madre naturaleza, dejó al brote existir entre sus maderos. Aquel brote empezó a crecer y poco a poco tomó forma, extendió sus hojas verdes oscuras y del medio de ellas se prolongó un bastón alargado y verde que luego de unos días sería el soporte de aquella flor cuyos pétalos se fueron abriendo poco a poco como en cámara lenta. El árbol que nunca había visto semejante espectáculo no podía creer que aquel brote se había convertido en algo tan bello como aquella flor que irradiaba tanta pureza.
El regalo para la orquídea Bianca
Como era ya invierno, aquella flor de pétalos hermosos no parecía tener color alguno. Estaban como hechos de una capa de cristal muy fino y transparente. Sin embargo, una noche la nevada fue tan intensa que el árbol temió que aquel ser que había surgido de sus troncos más añejos muriera; por ello, hizo su mayor esfuerzo para cubrir todo su ser. Fue una noche tan larga y exhausta para aquel árbol, que a la mañana siguiente tardó en darse cuenta que los pétalos claros de aquel brote seguían conteniendo rastros de nieve blanca. Cuando se percató de eso, se movió un poco con la finalidad de que sus movimientos hicieran caer los rastros de la noche cruda.
Debido al movimiento, la flor alojada en el árbol le pidió dulcemente que por favor parara de moverse porque sentía que podía caer. El árbol respondió que intentaba retirar los rastros de nieve de sus pétalos y ella le contestó que la madre invierno le había regalado aquella tonalidad blanca la noche anterior para que pueda recordar aquel lugar y aquel tiempo. Fue así que el árbol comprendió que aquella noche no fue un sufrimiento para su pequeña orquídea blanca habitante, aquella tempestad había sido un regalo.
Luego de unos meses, el árbol se acostumbró a su orquídea blanca y ella a él. Durante una mañana soleada, él preguntó a la flor de pétalos blancos si tenía algún nombre y ella le dijo que aún no. Entonces él le dijo, yo quisiera que te llames Bianca. Fue así como nuestra orquídea phalaenopsis de pureza infinita aceptó este nuevo regalo de su árbol y decidió que su nombre sería aquel que el árbol le había obsequiado.
Tiempo de partir
Un tiempo más pasó y Bianca, la orquídea phalaenopsis blanca, conoció a un humano con quien decidió partir para conocer el mundo. El árbol que aún no podía creer que su pequeña orquídea Bianca iba a partir, le encargó a aquella persona que cuidara de ella como si fuera su propia hijita. El humano respondió, “será siempre mi ussusi orquídea blanca”, y partió con aquella orquídea de pétalos etéreos.
Hoy tú también puedes tener y cultivar en casa esta hermosa orquídea de pétalos blancos o darle un regalo de amor a una persona especial con esta orquídea que transmite tanta paz. Lo único que debes hacer es solicitar tu orquídea Bianca blanca y nosotros nos comunicaremos con nuestro vivero de orquídeas en Lima donde tenemos a todas nuestras ussusis esperando por un hogar.